Ayer hablaba del Día Mundial del Medio ambiente, el tema de éste año habla de la cantidad monumental que se desperdicia de comida. Cada día soy consciente de la barbaridad de comida que puede tirar a la basura cualquier gran empresa, que sin ton ni son, dejan si quiera que sus propios empleados puedan llevarse esa comida a sus casas ya que no van a venderla, ya que van a tirarla. ¿Por qué no donarla? ¿Por qué no hacer el fin de mes más desahogado para los propios empleados? ¿Por qué no llevarla a comedores sociales? ¿Por qué, por qué, por qué…
Una Ley de sanidad lo prohíbe, poniendo como excusa que no tienen la infraestructura apropiada para que esos alimentos después se puedan llevar a los hogares que pasan necesidades o a los mismos comedores. Ya hay restaurantes que han tomado la iniciativa, siendo pequeñas empresas de hacer un llamamiento a diferentes familias que no pueden acceder si quiera a un plato de comida. Sin embargo, ésto no es suficiente para la gran cantidad de familias que lo están pasando mal. Un dato con el que me quedo es el leído en el periódico ‘20 minutos‘:
«Solo con los productos frescos de los supermercados que son desechados anualmente se podría alimentar a unas 43.000 familias de cuatro miembros durante todo un año, calcula Fesbal.»
Si tenemos éste dato en cuenta deberíamos pensar si es necesario, o no, cambiar ésta Ley para modificarla, necesidad de contar con algún convenio que facilite el vínculo entre comedores sociales y los grandes supermercados.
¿Qué podrían perder?
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